Las palabras malsonantes como tendencia de marketing

Fue Saussure el lingüista que explicó la diferencia entre el significante, la palabra que leemos, y el significado, lo que entendemos. Todas las palabras son iguales y es el matiz que se les añade el que las convierte en algo distinto. Esta máxima se está aplicando en el sector del marketing y hay algunas campañas que llaman la atención a quien las ve, pero no por un motivo relacionado con la compra del producto o servicio que promocionan.


El objetivo está claro: sorprender. La mayoría de campañas consiste en lo que parece un anuncio estándar cuando llega la palabra que sorprende y que puede conectar directamente con un sector de la clientela potencial. Lo malo es que de ahí a la vulgaridad hay solo un paso que puede terminar con el prestigio de la marca y con las intenciones de vender más.


Recientemente, escuchábamos la promoción de un producto y la protagonista decía, literalmente, que al consumirlo se relajaba y podía hacer «lo que me salga de la pepitilla». Hasta en los teatros portátiles de las ferias se cuidaba muchísimo más el estilo y el tipo de lenguaje que había que utilizar.


Quizá, se esté confundiendo el uso del lenguaje más vulgar con un tipo de promoción publicitaria con resultados tan inciertos como recomendables. Habrá que comprobar cuáles son los beneficios obtenidos por la empresa para certificar si estamos ante un error o un acierto.



Foto de Adrien Gilbert en Unsplash

Comentarios

Entradas populares de este blog

Humor y marketing, ¿el binomio perfecto?

Llevo las patatas, las avellanas y los contenidos ¡oiga!