Llevo las patatas, las avellanas y los contenidos ¡oiga!


Como si de un vendedor en plena Semana Santa o en la playa se tratase, no hay red social en la que no encontremos una publicidad comentando que lo de escribir contenidos ha pasado a la historia. Por 20 duros puede usted confiarle el futuro de su empresa a la IA y todos felices.


Ni el posicionamiento en Google, ni la autoridad de la página, ni la profesionalidad de los copywriters valen para nada. Se coge un papel de estraza, se le mete a la maquinita la palabra clave, se pulsa «enter» y se obtiene un contenido bien despachado para el disfrute de los que se molestan en leer su sitio web de forma detallada.


Luego nos damos cuenta de que lo barato sale caro, aparecen fragmentos de su web en Twitter para el pitorreo del personal y observamos que nadie compra nada porque se ha decidido tomar la peor decisión posible: intentar engañar al cliente potencial sin prestarle atención a su legítimo interés en el nicho de mercado correspondiente.


Pero mientras que todo esto suceda está usted ahorrando y no tiene que calentarse la cabeza contratando un contenido o apostando por marcar la diferencia con un contenido de calidad. Magnífico, que usted disfruto de su medio kilogramo de contenidos. ¿Sal o alioli?

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